miércoles, 2 de mayo de 2012

OPINIÓN

LA RELACIÓN DE SENTIDO COMO PRÁCTICA ACTIVA DE RESISTENCIA SOCIAL


“El punto más intenso de sus vidas, aquel en que se concentra su energía, radica precisamente allí donde éstas; se enfrentan con el poder. Forcejean con él, intentan reutilizar sus fuerzas y/o escapar a sus trampas”.
FOUCAULT


Si la base de las Relaciones se fundamenta en la Resistencia, nos corresponde cambiar nuestra mirada sobre la manera en que los agentes o sujetos sociales construyen sus esquemas mentales o estructuras de disposiciones.

En las sucesivas líneas me propongo acentuar y relacionar algunos conceptos teóricos de pensadores como Foucault (1968) y Bourdieu (1973), personajes que sin duda, han contribuido al entendimiento de la forma como los teóricos prevalecen, por medio de sus pensamientos, en la relación estructura – Individuo.

No obstante, esta forma de prevalecer es fundamental para entender algunas formas que emplean los grupos marginados para dinamizarse o visibilizarse en el campo de la resistencia social, de las relaciones de poder y del reconocimiento socio-político.

A manera de contexto, me permito tomar apartes de un libro de un profesor de pregrado, que será útil, nos afiliará al tema, y contribuirá al desarrollo del documento.

“La corriente de pensamiento estructural- funcionalista estudia lo social en tanto las lógicas impuestas por las diferentes estructuras y sistemas. Desde esta perspectiva la estructura, materializada en las instituciones, parece imponerle al individuo una lógica, como esquema de percepción, que este produce pasivamente en la vida social”[1]

La ruptura que hace la propuesta de Foucault, en esta tendencia radica en relegar las prácticas de resistencia clásicas, y reemplazarlas por unas prácticas más activas y creativas, que brinde al agente o sujeto un papel fundamental en la construcción de la realidad social.

El autor, basándose en la mecánica, propone de manera práctica que todo cuerpo tiene la propiedad de reaccionar o de oponer una fuerza en sentido contrario y/o semejante a la acción de otro cuerpo. En otras palabras, se podría decir que el sujeto o agente nace resistiendo y es, en esa capacidad de reacción, donde se forma como tal. Donde construye su realidad y su experiencia. Donde se defiende, reacciona y resiste.

Lo clave en esta teoría, es entender la capacidad que posee todo individuo, sujeto o agente de reaccionar, de manera presente o virtual, de oponer fuerza en sentido contrario a la acción que se ejerce sobre él. Es interesarse por estrategias de oposición a una realidad que se asume como natural.

En palabras de Foucault, una resistencia activa, creativa, cuya principal herramienta sean aquellas prácticas que permitan -desprenderse- de uno mismo, liberarse de la actual subjetividad para construir una nueva y diferente. En términos del Electromagnetismo, la obstrucción que hace un conductor al paso de la corriente eléctrica, la que se emplea para aprovechar esa acumulación de energía con algún fin.

A titulo personal, considero que es interesante observar que Foucault sustenta su concepto de Resistencia desde el electromagnetismo. Campos, que como la mecánica, son disímiles de la Sociología.

A resumidas cuentas, el sujeto no sólo resiste a las embestidas del afuera, oponiendo una fuerza contraria o semejante a la que se ejerce sobre él, manteniendo su individualidad para ser y no perderse o abismarse en el exterior, sino que es capaz de utilizar esa fuerza que se ejerce sobre él, deteniendo su caminar y trasformándola en energía que devuelve hacía afuera.

Y es en las relaciones de poder, en donde se da tal transversalidad de formas o prácticas de resistencia, fuerzas y/o energías. Se podría decir que son Luchas en las cuales los sujetos o agentes en general concentran su fuerza y/o energía y se libran contra las formas de sujeción, de subjetividad y de dominación.

En este orden de ideas, cabe traer a colación algunos preceptos fundamentales de la Sociología Moderna, que permiten entender cómo se estructuran aquellas relaciones, ya sean de Poder y Resistencia.

El concepto Hábitus (Bourdieu 1973) que se entiende, como la tendencia de obrar, pensar y salir. Una posición que toma el agente en la estructura social. Es decir, la realidad tiene un significado fundamental y es una estructura relevante para los seres humanos.

Sus afinidades se enfocan en la experimentación de la simpatía y la antipatía, siendo una de las bases fundamentales de todas las relaciones establecidas. Esta noción enmarca y describe las estructuras mentales que adoptamos para aprehender, construir y darle un sentido al mundo.

En esta propuesta teórica también se encuentra el concepto Capital, que es la disposición con la que cuenta el agente para afrontar y representar el contexto o realidad. Es el premio conseguido a través de esa lucha o esa competencia tanto por los recursos materiales como simbólicos del campo, derivados de las relaciones establecidas.

Estos capitales, aparte del capital económico, están formados por el capital cultural, el capital social y político, y por cualquier tipo de capital que sea percibido como natural, en este orden de ideas la agrupación de los anteriormente mencionados se denomina: capital simbólico.

Cabe resaltar que el Campo está ocupado por agentes o sujetos y es ese espacio social, que se crea gracias a la valoración que se le da a los hechos históricos como el arte, la ciencia, la religión, la política y la educación entre otros, y que al fin de cuentas son Sistemas simbólicos o estructuras estructurantes, los que avivan la idea, que esa fuerza o energía en sentido contrario, pueda contemplar la posibilidad de trasformarse en relación de fuerza a relación de sentido.

Es decir, los sistemas simbólicos como instrumentos Objetivos de conocimiento y comunicación.

A mi modo ver los símbolos no son más que constructores de realidades que determina un orden inmediato en el mundo. Específicamente del mundo social. De esta manera los símbolos son herramientas de integración social, a partir del conocimiento y comunicación impartida por ellos.

Y traigo a colación estos pensamientos, para resaltar que las preguntas que se plantea el mundo de lo social, solo pueden ser halladas, poniendo en evidencia la capacidad de estas, para develar de manera práctica la inversión articulada del pensamiento y las sensibilidades.

Estos últimos materializados en el cuerpo de los agentes productores de resistencias o conocimientos del mundo de lo social. Entendiendo el cuerpo como la encarnación de la objetividad a través de procesos de socialización, interiorización y representación, sustentados en discursos que contienen actos de lenguaje y una vasta gama de prácticas sociales

Creo que estas tres variables, tienen como ultima instancia, el hacer ver y resaltar los componentes que define una estructura social del mundo -en este caso en la que nos encontramos históricamente situados-. De allí el afán de mostrar ese espacio a través del descubrimiento de los campos que los constituyen, haciendo uso del capital específico disponible.

En palabras Bourdianas “Allí en donde cualquier capital poseído puede en determinada correlación de fuerzas, convertirse en un capital simbólico y pasar de ser una relación de fuerza a una relación de sentido, que funcione a si como un poder simbólico”

Concluyendo así desde el autor que el poder simbólico es un poder invisible que tantaliza, aliena pero que también transforma y resiste. Es un poder consciente e inconsciente que toma en cuenta la situación de los sistemas simbólicos, los cuales estipulan las formas de acción. Son estructuras subjetivas y Objetivas, las primeras contempladas como relaciones de fuerza, las segundas como relaciones de sentido.

Creo que el dominio del vínculo estructural, para Foucault y Bourdieu, se debe a esa relación conceptual entre Hábitus, Campo, Capital y Resistencia. Su gran apuesta en el enfoque del mundo invertido, permite comprender el lugar ocupado por la articulación objetiva y subjetiva. Sin duda alguna categorías claves para entender estas nociones.

La estructura de estas relaciones, la cual es un resultado histórico, conforma un campo, que a su vez estructuran una relación de poderes entre los agentes. Sin olvidar que estos últimos, cuentan con unas estructuras de disposiciones o esquemas mentales, que históricamente se ha consolidado. Cabe traer a colación, que Hábitus son aquellos esquemas mentales y corporales de percepción, prácticamente un saber hacer que le permite a los agentes o sujetos resistir y moverse en lo social.

La resistencia nace de intereses, ya sea particulares o generales; y es un tipo de relación de sentido que se da en la sociedad como fuerza contraria a la hegemonía o dominancia de un discurso establecido, y es quizá la postura política-social más desafiante frente al fracaso de la democracia, representada en sus partidos políticos y maneras de establecer el Status Quo.

Por lo anteriormente expuesto, puedo decir que la misma practica de dominación, crea entonces la relación de sentido como práctica activa de resistencia social. Entendiendo a éstas últimas como las prácticas de sí (1968 Foucault) y consisten en pequeñas modificaciones en torno a las practicas convencionales y culturalmente establecidas con el fin de generar nuevas prácticas y por ende nuevas formas de subjetivación.

En esta medida, Foucault asume la posibilidad de acción, que no es más que una resistencia potencial de todos los individuos, agentes o sujetos para modificar el Status Quo.

Es importante resaltar que queda en manos del agente que resiste, el papel fundamental, para crear las más activas y creativas prácticas de resistencia, o relaciones de sentido que sirvan de plexo para quebrantar con los discursos hegemónicos e institucionalizados. Esto sustentado a través de sistemas simbólicos como el arte, la ciencia, la política y la educación entre otros.









[1] 2010. GOMEZ, Montañez Pablo Felipe. Pensamiento, Corazón y Palabra. Cap 1: De la Antropología a la Comunicación: apuntes metodológicos y epistemológicos. INPAHU. Facultad de Comunicación y Lenguaje.

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