jueves, 28 de junio de 2012

POLÍTICA: Crónica de unas Conciliaciones

El tema de los “micos”. Una debacle política, que terminó convirtiéndose en un nuevo camino.

El pueblo colombiano demuestra una vez más, que no son tiempos de antaño.

Sin lugar a dudas el mayor beneficiado en todo éste entramado de cosas políticas, fue el pueblo colombiano. Es indudable, que éste esperpento político lo mejor que pudo generar, fue el rechazo de la mayoría de colombianos que visibilizados y representados en su opinión pública, le hizo frente a la crisis, a la hecatombe, al esperpento, al oso a la traición.

Aprovechándose de una realidad no muy lejana al contexto, la Ciudadanía Colombiana o País Nacional, encontró en la fisura institucional, la piedra en el zapato para tumbar una reforma a la justicia, que cargada de cinismo y falsedad demostró el actuar político de nuestros representantes. Sin duda alguna, un problema profundo para el devenir histórico político de nuestro País. 

Este aprieto político, generado por las decisiones carentes de responsabilidad y moralidad de nuestros “honorables” representantes. Nos deja muchas lecciones, pero rápidamente quiero traer a colación una, que me parece de suma importancia. La lección que nos deja todo éste acontecer, es que debemos saber muy bien a quién elegimos. Ser concientes de lo que significa un voto para una sociedad democrática. Es una obligación como ciudadano, el reconocimiento de nuestro papel político y social.  Ellos según el deber ser, están en la obligación de legislar a favor del Pueblo. No de beneficios particulares. No obstante, somos nosotros el País Nacional, los veedores de toda esa maquinaria o estructura política.

Esta farsa e incompetencia política, lo único que demuestra es que los partidos políticos y sus representantes han transformado la Democracia, en un relajo político. Por eso con 117 votos a favor y 0 en contra en Cámara, con 73 votos a favor y 0 en contra en el Senado, se archivo tal reforma. El congreso, hizo lo que el pueblo colombiano decidió y deseo. Dar muerte súbita a un proyecto engañoso y estrambótico, que a resumidas cuentas buscaba ampliar el espectro de indignación y amedrentamiento a la verdad y la justicia.

Hundir este adefesio era lo mínimo que podía hacer el Congreso. Empero, cabe recordar que todo esto no pudo haber sido posible, si el País Nacional no hubiera sacado el pecho para decir no más a la corrupción e indignación.  Sus plantones, sus testimonios en las calles, sus gritos de cólera desde las redes sociales y otros escenarios sociales y culturales, son una muestra pequeña de lo que puede hacer el pueblo cuando siente vergüenza de aquellos que prefieren el beneficio particular, sobre el general.

Y son aquellos que en nombre de Colombia y su Constitución, siguen mintiendo y generando más distanciamiento. Más brecha. Esta es la muestra fehaciente en la que el Pueblo, si es mayor a sus dirigentes. Que unidos jamás seremos vencidos, y que por ningún motivo el País Nacional permitirá que la impunidad y el caos reinen. Estamos cansados del clientelismo y oportunismo legislativo.

Por el momento, exigimos que los responsables den la cara y haya sanciones políticas y morales frente a un acontecimiento de tal envergadura. Es necesario que los que votaron a favor de la reforma a la justicia, renuncien a sus disposiciones políticas.

Siempre el pueblo colombiano estará en constante expectativa frente al qué hacer político. No obstante, no será fácil para la ciudadanía olvidar un hecho como éste. La mirada política popular será taciturna pero determinante. De igual manera, creo que el País Nacional, no necesita creer más en ustedes los representantes. Somos nosotros los que creemos en una Colombia más deliberativa, más participativa, más igual, pero ante todo con la mejor justicia social.  

Por último considero que es muy fácil engañar al País, siempre lo han hecho. Sin embargo, la historia política de Colombia, ella misma tan frágil. Es la cárcel o paraíso de nuestros procederes.




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