lunes, 8 de julio de 2013

Apuntándole al Desarme

Menos Armas, Más Canciones
César López (Artista Colombiano)
Inspirado en el sufrimiento y pesadumbre de las víctimas del conflicto armado en Colombia, César López, decidió como acción de resistencia, desarme y no uso de las armas, convertir un fusil de asalto Ak-47, en una guitarra eléctrica.

César López no es un músico común y corriente. Prueba de ello, la causa social que con su música promulga. En una acción de darle otro aire a su estilo musical, para 1998, este bogotano decidió contribuirle en algo a la sociedad y comenzó un largo e interesante camino que lo ha llevado a sitios peligrosos, caracterizados por graves conflictos sociales.

Caracterizado por un infinito “morbo” y curiosidad, César empieza con algunos de sus amigos a meterse en las cárceles, en algunos centros psiquiátricos y en institutos de niños golpeados por la violencia. “Para esa época, empieza a germinar en mi una pregunta social y es para qué más sirve la música, para qué más me sirve esa herramienta que tanto he utilizado en los conciertos y en los discos” comenta.

César López es un músico colombiano que empezó sus primeros pasos como artista en Poligamia, una banda colombiana de rock fundada en la década de los 90´s. Sin embargo, para 1997, después de muchas giras, toques y recuerdos, Poligamia, debido al interés de cada miembro de proyectarse, decide desintegrarse.

De esa descomposición nace toda una puesta de paz. César junto con un grupo de amigos, crean el Batallón Artístico de Reacción Inmediata. “El grupo reaccionaba de forma inmediata a hechos de violencia. Cada vez que había un atentado violento, una bomba, algo que lesionaba la comunidad, nos llamábamos rápidamente, y caíamos al sitio con instrumentos, guitarras y tambores”, afirma López.

En efecto, cuando sucede el atentado al Club El Nogal en el 2003, César tratando de acercarse al lugar, es interrumpido por un soldado y él tratándose de meter por un lado, de repente el soldado “sin querer” le rompe la guitarra con su fusil. Se quedaron parados frente a frente y los dos con la misma posición corporal de defensa, él con su fusil y César con su guitarra, alimentan aun más la idea de lo que actualmente se conoce como “Escopetarra”.

Por una Vida Distinta
Más de 700 años nos separan del momento en el que alguien empleó por primera vez el arma de fuego, y hace más de siete siglos comenzó una tradición que ha dado pie para realización de los peores momentos de la humanidad. Menos de 100 años nos separan del instante en el que alguien por primera vez interpretó la guitarra eléctrica y hace menos de un siglo surgió una idea que revolucionó el modo de hacer arte y de expresarse a través de la música.

La evolución de la guitarra se da respaldada por una necesidad. La  de expresar con otros sonidos, lo que acontecía en una realidad que en su momento fue caótica e incoherente, es decir, se transfigura por necesidad de  transformación. Las armas evolucionan en un afán de control y se desarrollan por una necesidad absoluta de dominación.

Es muy difícil imaginarse que las armas sirvan para otra cosa, su objetivo principal es hacer daño y disparar balas. Incluso, en una coyuntura sociopolítica de cambio, las armas podrían usarse “por los buenos” para proteger o evolucionar en cierto estado de cosas, empero, aun así, el objetivo sería el mismo, disparar y hacer daño. 

Una de las armas de fuego más empleadas en la guerra, es el popular y referenciado fusil automático, el Ak-47. Un arma creada con el fin de contrarrestar una postura. Algo que ha servido –con el pretexto de ser un objeto útil- para acabar con la vida de millones de personas.

Del Ak-47, se fabricaron millones de replicas alrededor del mundo. Tanto así, que en Colombia, narrado por Germán Castro Caicedo en su libro Con las Manos en Alto, muchos fusiles de esta referencia, entraron clandestinamente.

Según el autor, los fusiles fueron comprados en Cisjordania y aparentemente tenían como destino, el Perú. Sin embargo, el avión que los transportaba dio una curva y fueron arrojados en alguna parte de la selva colombiana. Aparentemente un arsenal de 10.000 fusiles Ak-47, entró al país para ser utilizado en operaciones paramilitares y guerrilleras.

En este sentido, “cuando se desmoviliza el grupo paramilitar “Bloque Centauros”, un joven entrega su fusil Ak-47. El hombre relata que con esa arma asesinó en el “monte” a más de 300 personas. Él decide entregarla en una puesta por una vida distinta. Oliver dice: no juego más a la guerra”, comenta César López, creador de la “Escopetarra”.

Herramienta de Transformación Social
Inspirado en el sufrimiento y pesadumbre de las víctimas del conflicto armado y como acción de resistencia, desarme y no uso de las armas, César, decidió  convertir un fusil de asalto Ak-47, en una guitarra eléctrica. Pero no es cualquier guitarra, es un emblema de paz que pretende inspirar acciones constructivas y de convivencia a través de la música. Según su creador, el arte y la música son herramientas fundamentales para incidir en la transformación de la realidad.

Varios acontecimientos dieron pie para que un fusil Ak-47 que disparaba 30 balas en 5 segundos, pasara a ser una guitarra que actualmente “dispara música”. Este aparato, aparte de haber intimidado y terminado con la vida de muchas personas, hoy por hoy, es una modificación que tiene una historia respectiva y busca con sus sonidos transformar las relaciones humanas, a través del arte, la tolerancia y una cultura de paz. 

Técnicamente, la "Escopetarra" es un fusil imposibilitado, que resulta de los grupos armados ilegales desmovilizados del conflicto armado y que ha sido reformado. Lo anterior, para representar la actitud decidida de la sociedad colombiana, que busca cambiar la página de una historia oscura, por un futuro de respeto por los derechos humanos, esperanza, tolerancia, arte y paz.

De la metamorfosis humana de Oliver, evoluciona la idea de convertir armas bélicas en “armas musicales”. Así nació en 2006, como puesta artística por la paz, la Escopetarra. “Las experiencias siempre han sido fascinantes, prender los amplificadores, hacer música y todo lo demás, ha permitido germinar esa semilla que hoy es toda una línea de vida. Es decir, la música permite creer que si es posible vivir en un país en donde se “disparen” más canciones que balas, que si es posible un país con menos armas bélicas, y por el contrario con más armas artísticas y musicales”, comenta López.

De hecho, la música es la expresión concentrada de la libertad, y se convierte en herramienta de transformación social pues tiene la capacidad de llegar a provocar sensaciones y emociones. Sin embargo, fundamental es reconocer que la música es un instrumento de lucha no violenta que funciona como lenguaje de interlocución y denuncia ante inquietudes personales y sociales. Asimismo, es un instrumento fundamental para trasmutar situaciones conflictivas y problemáticas.

“Me inspira la posibilidad de un país nuevo y creo que me he casado con la idea de que con mi música, como parte de una gran maquinaria, en un pedacito, puedo ayudar en la transformación de la realidad. Para aspirar a tener un país medianamente más solidario, medianamente más compasivo, más responsable y con una memoria más fresca”, dice López.

Objetos Bélicos en Objetos Artísticos
Si hay algo que está comprobado en la historia, es que la música ha unido pueblos y civilizaciones. Que la música no tiene fronteras y es un agente dinamizador no excluyente; por el contrario, integrador e incluyente, pues ha reunido pueblos disgregados y atemorizados por la misma guerra.

El valor de la música dentro de cualquier sociedad no puede concebirse como una práctica separada o asilada de las demás interacciones sociales, sino como un elemento que hace parte de las diversas actividades y etapas de crecimiento de los miembros y la sociedad misma. Esta expresión artística garantiza no solo la protección del territorio, sino orienta a la comunidad, facilita la interlocución con las instituciones y fortalece los saberes propios, vigorizando la historia y la cultura misma de los pueblos.

Para la muestra un botón. Muchos virtuosos alrededor del mundo, han transformado metafóricamente objetos bélicos en objetos de arte. Hay documentados más de mil, todos después de la Segunda Guerra Mundial. Cañones, pistolas, balas, misiles, ametralladoras entre otros, han dejado de ser parte fundamental de la guerra y han sido transformados en símbolos de paz y desarme.

La música es una herramienta que sirve para la consolidar la memoria, sentidos de pertenencia e identidad. De hecho, en este caso al emplearse como acto de resistencia busca a través del arte, ser punto conductor de unidad para relacionar la naturaleza, el contexto y la vida cotidiana. Sin embargo, importante es insistir que la realidad social no se transforma radical y únicamente a través de esta manera expresiva.

No obstante, ¿será ésta la justificación, para entender que llegó la hora de disparar menos y cantar más? ¿Que llegó el momento de cambiar la página de una historia sombría, por una página colmada de armonía que busca entender que las armas deben erradicarse del todo?




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