Menos Armas, Más Canciones
Inspirado en el
sufrimiento y pesadumbre de las víctimas del conflicto armado en Colombia, César
López, decidió como acción de resistencia, desarme y no uso de las armas, convertir
un fusil de asalto Ak-47, en una guitarra eléctrica.
César López no es un músico común y corriente. Prueba de
ello, la causa social que con su música promulga. En una acción de darle otro
aire a su estilo musical, para 1998, este bogotano decidió contribuirle en algo
a la sociedad y comenzó un largo e interesante camino que lo ha llevado a
sitios peligrosos, caracterizados por graves conflictos sociales.
Caracterizado por un infinito “morbo” y curiosidad, César
empieza con algunos de sus amigos a meterse en las cárceles, en algunos centros
psiquiátricos y en institutos de niños golpeados por la violencia. “Para esa
época, empieza a germinar en mi una pregunta social y es para qué más sirve la
música, para qué más me sirve esa herramienta que tanto he utilizado en los
conciertos y en los discos” comenta.
César López es un músico colombiano que empezó sus
primeros pasos como artista en Poligamia, una banda colombiana de rock fundada
en la década de los 90´s. Sin embargo, para 1997, después de muchas giras,
toques y recuerdos, Poligamia, debido al interés de cada miembro de proyectarse,
decide desintegrarse.
De esa descomposición nace toda una puesta de paz. César
junto con un grupo de amigos, crean el Batallón Artístico de Reacción
Inmediata. “El grupo reaccionaba de forma inmediata a hechos de violencia. Cada
vez que había un atentado violento, una bomba, algo que lesionaba la comunidad,
nos llamábamos rápidamente, y caíamos al sitio con instrumentos, guitarras y
tambores”, afirma López.
En efecto, cuando sucede el atentado al Club El Nogal en
el 2003, César tratando de acercarse al lugar, es interrumpido por un soldado y
él tratándose de meter por un lado, de repente el soldado “sin querer” le rompe
la guitarra con su fusil. Se quedaron parados frente a frente y los dos con la
misma posición corporal de defensa, él con su fusil y César con su guitarra,
alimentan aun más la idea de lo que actualmente se conoce como “Escopetarra”.
Por una Vida
Distinta
Más de 700 años nos separan del momento en el que alguien
empleó por primera vez el arma de fuego, y hace más de siete siglos comenzó una
tradición que ha dado pie para realización de los peores momentos de la
humanidad. Menos de 100 años nos separan del instante en el que alguien por
primera vez interpretó la guitarra eléctrica y hace menos de un siglo surgió una
idea que revolucionó el modo de hacer arte y de expresarse a través de la
música.
La evolución de la guitarra se da respaldada por una
necesidad. La de expresar con otros
sonidos, lo que acontecía en una realidad que en su momento fue caótica e
incoherente, es decir, se transfigura por necesidad de transformación. Las armas evolucionan en un afán
de control y se desarrollan por una necesidad absoluta de dominación.
Es muy difícil imaginarse que las armas sirvan para otra
cosa, su objetivo principal es hacer daño y disparar balas. Incluso, en una
coyuntura sociopolítica de cambio, las armas podrían usarse “por los buenos”
para proteger o evolucionar en cierto estado de cosas, empero, aun así, el
objetivo sería el mismo, disparar y hacer daño.
Una de las armas de fuego más empleadas en la guerra, es
el popular y referenciado fusil automático, el Ak-47. Un arma creada con el fin
de contrarrestar una postura. Algo que ha servido –con el pretexto de ser un
objeto útil- para acabar con la vida de millones de personas.
Del Ak-47, se fabricaron millones de replicas alrededor
del mundo. Tanto así, que en Colombia, narrado por Germán Castro Caicedo en su
libro Con las Manos en Alto, muchos fusiles de esta referencia, entraron clandestinamente.
Según el autor, los fusiles fueron comprados en Cisjordania
y aparentemente tenían como destino, el Perú. Sin embargo, el avión que los transportaba
dio una curva y fueron arrojados en alguna parte de la selva colombiana. Aparentemente
un arsenal de 10.000 fusiles Ak-47, entró al país para ser utilizado en
operaciones paramilitares y guerrilleras.
En este sentido, “cuando se desmoviliza el grupo
paramilitar “Bloque Centauros”, un joven entrega su fusil Ak-47. El hombre
relata que con esa arma asesinó en el “monte” a más de 300 personas. Él decide
entregarla en una puesta por una vida distinta. Oliver dice: no juego más a la
guerra”, comenta César López, creador de la “Escopetarra”.
Herramienta de
Transformación Social
Inspirado en el sufrimiento y pesadumbre de las víctimas
del conflicto armado y como acción de resistencia, desarme y no uso de las
armas, César, decidió convertir un fusil
de asalto Ak-47, en una guitarra eléctrica. Pero no es cualquier guitarra, es
un emblema de paz que pretende inspirar acciones constructivas y de
convivencia a través de la música. Según su creador, el arte y la música son
herramientas fundamentales para incidir en la transformación de la realidad.
Varios acontecimientos dieron pie para que un fusil Ak-47
que disparaba 30 balas en 5 segundos, pasara a ser una guitarra que actualmente
“dispara música”. Este aparato, aparte de haber intimidado y terminado con la
vida de muchas personas, hoy por hoy, es una modificación que tiene una
historia respectiva y busca con sus sonidos transformar las relaciones humanas,
a través del arte, la tolerancia y una cultura de paz.
Técnicamente, la "Escopetarra" es un fusil imposibilitado,
que resulta de los grupos armados ilegales desmovilizados del conflicto armado y
que ha sido reformado. Lo anterior, para representar la actitud decidida de la
sociedad colombiana, que busca cambiar la página de una historia oscura, por un
futuro de respeto por los derechos humanos, esperanza, tolerancia, arte y paz.
De la metamorfosis humana de Oliver, evoluciona la idea
de convertir armas bélicas en “armas musicales”. Así nació en 2006, como puesta
artística por la paz, la
Escopetarra. “Las
experiencias siempre han sido fascinantes, prender los amplificadores, hacer
música y todo lo demás, ha permitido germinar esa semilla que hoy es toda una
línea de vida. Es decir, la música permite creer que si es posible vivir en un
país en donde se “disparen” más canciones que balas, que si es posible un país
con menos armas bélicas, y por el contrario con más armas artísticas y
musicales”, comenta López.
De hecho, la música es la expresión concentrada de la
libertad, y se convierte en herramienta de transformación social pues tiene la
capacidad de llegar a provocar sensaciones y emociones. Sin embargo, fundamental
es reconocer que la música es un instrumento de lucha no violenta que funciona
como lenguaje de interlocución y denuncia ante inquietudes personales y
sociales. Asimismo, es un instrumento fundamental para trasmutar situaciones
conflictivas y problemáticas.
“Me inspira la posibilidad de un país nuevo y creo que me
he casado con la idea de que con mi música, como parte de una gran maquinaria,
en un pedacito, puedo ayudar en la transformación de la realidad. Para aspirar
a tener un país medianamente más solidario, medianamente más compasivo, más
responsable y con una memoria más fresca”, dice López.
Objetos Bélicos
en Objetos Artísticos
Si hay algo que está comprobado en la historia, es que la
música ha unido pueblos y civilizaciones. Que la música no tiene fronteras y es
un agente dinamizador no excluyente; por el contrario, integrador e
incluyente, pues ha reunido pueblos disgregados y atemorizados por la misma
guerra.
El valor de la música dentro de cualquier sociedad no puede
concebirse como una práctica separada o asilada de las demás interacciones
sociales, sino como un elemento que hace parte de las diversas actividades y etapas
de crecimiento de los miembros y la sociedad misma. Esta expresión artística garantiza
no solo la protección del territorio, sino orienta a la comunidad, facilita la
interlocución con las instituciones y fortalece los saberes propios, vigorizando
la historia y la cultura misma de los pueblos.
Para la muestra un botón. Muchos virtuosos alrededor del
mundo, han transformado metafóricamente objetos bélicos en objetos de arte. Hay
documentados más de mil, todos después de la Segunda Guerra
Mundial. Cañones, pistolas, balas, misiles, ametralladoras entre otros, han
dejado de ser parte fundamental de la guerra y han sido transformados en
símbolos de paz y desarme.
La música es una herramienta que sirve para la consolidar
la memoria, sentidos de pertenencia e identidad. De hecho, en este caso al
emplearse como acto de resistencia busca a través del arte, ser punto conductor
de unidad para relacionar la naturaleza, el contexto y la vida cotidiana. Sin
embargo, importante es insistir que la realidad social no se transforma radical
y únicamente a través de esta manera expresiva.
No obstante, ¿será ésta la justificación, para entender
que llegó la hora de disparar menos y cantar más? ¿Que llegó el momento de cambiar la
página de una historia sombría, por una página colmada de armonía que busca entender
que las armas deben erradicarse del todo?
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