La Paz en Colombia: una obra artística de todos
Luego de más de medio siglo de violencia sangrienta, vulneración social profunda, falta de compromiso y abuso de poder, se abre nuevamente la oportunidad de negociar el fin del conflicto. Es decir, fueron tres los intentos fallidos por parte de anteriores gobiernos, cabe resaltar. Y con ésta serán cuatro... otra iniciativa que según lo acordado entre las partes busca concluir la guerra en el País. Ojo, pero con la Farc.
Las conversaciones que denominaron exploratorias comenzaron a darse luego de que líderes de la Farc y representantes del Gobierno de turno, se encontraran en Cuba y pactaran -en las conversaciones exploratorias- seguir con los diálogos el ocho de octube, en Oslo, Noruega. Por tal razón, el proceso de negociación, pasaría a su segunda fase de tres correspondientes.
Las conversaciones que denominaron exploratorias comenzaron a darse luego de que líderes de la Farc y representantes del Gobierno de turno, se encontraran en Cuba y pactaran -en las conversaciones exploratorias- seguir con los diálogos el ocho de octube, en Oslo, Noruega. Por tal razón, el proceso de negociación, pasaría a su segunda fase de tres correspondientes.
No obstante, cabe preguntarnos:
¿Quién en nuestro sublime País no está hastiado de los actos que van en contra de la vida? ¿Cuál es la excusa ante tanta intimidación y desolación, que día a día acaba y pone fin a los sueños? ¿Es la Paz, la solución ante tanta inclemencia? ¿Por qué Colombia, un País tan afortunado ha tenido que padecer la guerra por casi seis décadas? ¿La ciudadanía está en la capacidad de afrontar su rol y disposición en esta nueva historia? ¿Será un acto serio, eficaz, digno y realista, así como lo describen los actores del conflicto?
Creo que éstas cuestiones las planteamos paulatinamente la mayoría de los colombianos, que indigandos y preocupados por la situación del País -sin olvidar el pasado- padecemos las secuelas del conflicto armado más extenso del hemisferio.
El proyecto de un nuevo país, no es algo absurdo. Es dificil claro está, pero no es un imposible. Sólo que los intereses que existen de por medio de todo este entramado político, hacen más pedregoso el sendero, que es de imaginar, todos los colombianos queremos transitar. ¿Quién no ambiciona un país fuerte desde todo punto de vista?
Sería un error pensar que Colombia anda en buenas manos. Cabe traer a colación la deficiencia en lo que respecta a los Derechos Humanos, credibilidad institucional, manejo de recursos públicos, medio ambiente, pobreza; sólo unas cosas, para comenzar analizar la hecatombe en la que naufraga la balsa política del país.
Creemos que la Paz del Pueblo Colombiano pasa por profundas reformas en los sistemas de Salud, Justicia, Educación, Empleo, Alimentación, Vivienda digna, Erradicación de la pobreza, Medio ambiente. Sin olvidar la reparación de las víctimas, acceso a las tierras con condiciones políticas concretas y los más importante la participación y visibilización de la ciudadanía como engranaje principal de la maquinaria pacífica.
Para nadie es duda que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tienen una inmensa deuda con el País Nacional. Los secuestros, muertes y violaciones de Derechos no son solo una historia. Así las Farc negocien y firmen el acuerdo de Paz, de nuestras mentes y memoria nunca se borrará tanto dolor e impaciencia sufrida en estas casi seis décadas.
Por su parte, el Estado Colombiano tiene mucho que ver en todo esto. No se nos olvida tampoco, las crueldades que ha cometido el mismo -Corrupción, Muertes extrajudiciales, crisis institucional, entrega de la tierra a multinacionales extranjeras, desamparo -total- con los colombianos, que paulatinamente sacan de lado todas esas imágenes horrendas, para afrontar la realidad y seguir luchando por la sobrevivencia, los sueños y la vida misma en una balsa que como lo mencioné anteriormente anda sin norte desde hace ucho y hoy "parece" tener rumbo.
Pero no todo queda aquí, esta importante iniciativa debe ser un compromiso de todos con la Historia. Tiene que ser un reto y desafío que afrontemos con unidad, seriedad y amor por la patria. Por encima de que hayan nombrado un "Gabinete" para conseguir dicho propósito, esto no quiere decir que nosotros no estemos pendientes de tan magnánima eventualidad. Que no estemos ávidos de deliberar de reaccionar.
Es decir, en este momento no deben primar los egos y particularidades; parece que así lo fuera. Pues, después del anuncio del posible acuerdo de Paz, todos los días vemos en los medios de comunicación retaliaciones dialógicas de lado y lado, como si fuera un juego de tome y tenga. No, no no no. La Paz no es cualquier cosa: es un estado de tranquilidad y beneficio. Es la voluntad general encarnada y expresada en un cambio positivo que el Pueblo Colombiano merece y debe recibir después de tanto dolor y violencia. Después de tanta mentira. Después de tanta tiranía.
Esta, es indudablemente una oportunidad histórica. Creo que una posibilidad cercana para que todo éste revolcón en el que estamos inmersos, se convierta en un camino de orden y verdad. Porque ésta última, si que le ha hecho falta a la historia de Colombia. Y en esto si que tienen que ver los MDC. La verdad siempre ha estado alejada de cualquier proceso. Es pocas palabras, se paga a cualquier precio y se miente por cualquier peso. Esto es lo que debemos cambiar. Esa es la verdadera PAZ. Una paz sin precio, sin mentira, con reparación y deliberación.
La Paz no significa nada, si no está abrazada de la Justicia Social. En otras palabras: La Paz en Colombia, es sinónimo de Justicia Social. No obstante, es una obra artística de todos. Es el sendero de la inclusión, integración, dignidad, respeto y participación ciudadana. El éxito del proceso, depende de la disposición que cada ciudadano colombiano pueda aportar. No obstante, es importante aclarar que es determinante impulsar la integración de la regiones, sin olvidar el desarrollo social y económico equitativo del País. Igualmente, y con letra mayúscula: La protección y garantía de los Derechos para todos los colombianos.
El estudiante, el artista, el campesino, el conductor, el padre de familia, la madre cabeza de hogar, el desplazado, el vendedor ambulante, el indígena, el afrodescendiente entre otros tantos, deben tener voz y voto en la negociación. La sociedad civil, que ha sido la víctima desde siempre, debe estar en la mesa de negociación.
Creemos que la Paz del Pueblo Colombiano pasa por profundas reformas en los sistemas de Salud, Justicia, Educación, Empleo, Alimentación, Vivienda digna, Erradicación de la pobreza, Medio ambiente. Sin olvidar la reparación de las víctimas, acceso a las tierras con condiciones políticas concretas y los más importante la participación y visibilización de la ciudadanía como engranaje principal de la maquinaria pacífica.
Para nadie es duda que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tienen una inmensa deuda con el País Nacional. Los secuestros, muertes y violaciones de Derechos no son solo una historia. Así las Farc negocien y firmen el acuerdo de Paz, de nuestras mentes y memoria nunca se borrará tanto dolor e impaciencia sufrida en estas casi seis décadas.
Por su parte, el Estado Colombiano tiene mucho que ver en todo esto. No se nos olvida tampoco, las crueldades que ha cometido el mismo -Corrupción, Muertes extrajudiciales, crisis institucional, entrega de la tierra a multinacionales extranjeras, desamparo -total- con los colombianos, que paulatinamente sacan de lado todas esas imágenes horrendas, para afrontar la realidad y seguir luchando por la sobrevivencia, los sueños y la vida misma en una balsa que como lo mencioné anteriormente anda sin norte desde hace ucho y hoy "parece" tener rumbo.
Pero no todo queda aquí, esta importante iniciativa debe ser un compromiso de todos con la Historia. Tiene que ser un reto y desafío que afrontemos con unidad, seriedad y amor por la patria. Por encima de que hayan nombrado un "Gabinete" para conseguir dicho propósito, esto no quiere decir que nosotros no estemos pendientes de tan magnánima eventualidad. Que no estemos ávidos de deliberar de reaccionar.
Es decir, en este momento no deben primar los egos y particularidades; parece que así lo fuera. Pues, después del anuncio del posible acuerdo de Paz, todos los días vemos en los medios de comunicación retaliaciones dialógicas de lado y lado, como si fuera un juego de tome y tenga. No, no no no. La Paz no es cualquier cosa: es un estado de tranquilidad y beneficio. Es la voluntad general encarnada y expresada en un cambio positivo que el Pueblo Colombiano merece y debe recibir después de tanto dolor y violencia. Después de tanta mentira. Después de tanta tiranía.
Esta, es indudablemente una oportunidad histórica. Creo que una posibilidad cercana para que todo éste revolcón en el que estamos inmersos, se convierta en un camino de orden y verdad. Porque ésta última, si que le ha hecho falta a la historia de Colombia. Y en esto si que tienen que ver los MDC. La verdad siempre ha estado alejada de cualquier proceso. Es pocas palabras, se paga a cualquier precio y se miente por cualquier peso. Esto es lo que debemos cambiar. Esa es la verdadera PAZ. Una paz sin precio, sin mentira, con reparación y deliberación.
La Paz no significa nada, si no está abrazada de la Justicia Social. En otras palabras: La Paz en Colombia, es sinónimo de Justicia Social. No obstante, es una obra artística de todos. Es el sendero de la inclusión, integración, dignidad, respeto y participación ciudadana. El éxito del proceso, depende de la disposición que cada ciudadano colombiano pueda aportar. No obstante, es importante aclarar que es determinante impulsar la integración de la regiones, sin olvidar el desarrollo social y económico equitativo del País. Igualmente, y con letra mayúscula: La protección y garantía de los Derechos para todos los colombianos.
El estudiante, el artista, el campesino, el conductor, el padre de familia, la madre cabeza de hogar, el desplazado, el vendedor ambulante, el indígena, el afrodescendiente entre otros tantos, deben tener voz y voto en la negociación. La sociedad civil, que ha sido la víctima desde siempre, debe estar en la mesa de negociación.

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